La gente te tachará de mañosa por andarte dedeando al tratar
de medir la altura a la que se encuentra tu cérvix porque puede ser que llegues
a conocer tu cuerpo, agradarte la sensación y, en adelante, seguir disfrutando
tu propia sexualidad. ¡Mañosa!
Las empresas de desechables quebrarán porque en algunos años
más mujeres se convencerán de que es la mejor opción. ¡Imagínate! Pobres ricos que
van a dejar de ganar dinero a costa de nuestra salud. Somos más malas que el
caldo frío.
Vas a tener las plantas más bonitas de la cuadra por andarlas
regando con tu sangre y las vecinas te envidiarán. No te van a invitar a sus
rosarios.
Vas a estar más consciente de tus ciclos y eso te hará más responsable
de tu cuerpo, de tu sentir, de tu pensar… qué flojera. No habrá vuelta atrás y
no te quedará otra opción que avanzar.
Si no tienes ganas de tener relaciones sexuales (quizá) no
podrás poner la excusa de que estás menstruando, tendrás que ser sincera y
decir la verdad a tu pareja, deberás comunicarte con asertividad y correr el
riesgo de que respete tu decisión, o no, con respeto y amor, ¡qué duro!
¡Guácala! Vas a estar expuesta a tocar tu sangre, te darás
cuenta de cómo esta no es totalmente líquida, verás que tiene tonalidades
distintas, que hay flujo vaginal además de menstruación, que tiene texturas
diversas, que a veces te sale más… a veces menos; que a veces llega antes, en
ocasiones después de lo planeado. Estarás tan al tanto de eso que cuando veas
algo distinto te apurarás a informarte si es normal o si necesitas hacer algo
para curarte. A veces es mejor ignorar ciertas cosas para no asustarnos pero con la melaza esa en tus manos te darás cuenta casi enseguida, qué miedo.
Y ni qué decir de las cremas para las arrugas, pffff, se te
van a echar a perder porque con la sangre que ahora te pones en la cara será
suficiente. De haber sabido no gastabas tanto en esas cosas, fue dinero tirado
a la basura. Si bien te va te darán $20 por ellas en el mercado.
Si pensabas cortar a tu novia o novio… ¡olvídalo! Tu vida
cambiará tanto y serás tan feliz que ni de chiste te va a dejar ir, querrá
compartir esos sentimientos contigo, te admirará por tu empoderamiento, por el
cuidado que tienes por tu cuerpo, porque ya no andas preocupada por mancharte o
por encontrar un baño. Más vale que le mandes a volar antes de empezar a usar la copa.
Como ya no sientes el bajón y tus días rojos son más
agradables no podrás echarle la culpa a ellos de tu humorcito de perros. Deberás
encontrar un método eficaz para controlar tus emociones.
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