Apenas sentimos que algo nos cala, nos pica, nos raspa o que se acerca a nosotras y ya queremos una solución inmediata cuando, quizá, eso ni siquiera representa un problema importante para resolver.
Puede ser que nuestra sensibilidad está viva y alerta; significa que nuestro cuerpo está hablándonos porque quiere decirnos algo pero lo que hacemos es callarlo porque quizá su mensaje no nos guste o no creamos que sea importante.