viernes, 1 de agosto de 2014

Epifanía de un jueves por la noche

Tuve una revelación.

Dos semanas después de que me enteré de una infidelidad de una expareja, el miedo se activó en mi cabeza. Comencé a sentir mucha inseguridad al pensar que cuando tuviera un nuevo novio, no podría saber nunca si me estaría siendo fiel o no. Mi ex me decía que sí lo era, pero fue hasta después de terminar la relación me enteré de varias que me hizo.

El punto es que me estresé al imaginar que no podría confiar en alguien como antes lo hacía y que quizá me volvería como ese meme de la novia psicópata: celosa a morir.

Pero ayer en la tarde pensé que entonces sería todo lo contrario. Para qué me preocupo o temo por una posible infidelidad si como quiera yo ni me voy a enterar. Si dudo de su fidelidad estaré estresada; si me dice que me es fiel, le creo y no hay evidencias de lo contrario quizá es porque lo está ocultando muy bien y le voy a descubrir algún desperfecto de esos después de varios años. O quizá sí me es fiel, no dudo y no pasa nada. De todas maneras lo que haga o deje de hacer mi novio algún día saldrá a la luz y algo aprenderé.

Es como eso que dicen: Si un problema tiene solución, para qué te preocupas. Si un problema no tiene solución, para qué te preocupas.

No logré explicar lo que quería decir, no estoy satisfecha pero tampoco tengo ganas de aclarar más porque no sabría cómo decirlo, así que ya será después que lo haga.

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